Comentario al problemático Salmo137
Autor: Alfonso Pérez Ranchal. 21 Enero 2022; texto completo en el blog del autor: “Pensamiento Protestante”
El Salmo 137 está considerado como uno de los más hermosos de cuantos componen este libro de cantos, y a la vez de los más problemáticos y duros por lo que se dice en sus dos últimos versículos. Es un cántico bellísimo debido a su profundo lirismo y magnífico estilo, pero también lo hace muy perturbador lo que presenta en su parte final. Este salmo ha sido clasificado tanto de lamentación -ya sea comunitaria o de un solo israelita- como imprecatorio cuando clama por venganza. De hecho se puede encontrar clasificado en un lugar u otro en los distintos comentarios. En el presente lo vamos a considerar como un texto en el que debe tenerse en cuenta este doble contenido por lo que debería aparecer tanto en una clasificación como en la otra. La discusión en torno a este salmo ha sido acalorada entre aquellos que dicen comprender los deseos de desquite de los dos últimos versículos y aquellos otros que condenan sin paliativos los mismos. Y es que no solo se desea la venganza, sino que el autor resuma una profunda amargura que no pretende mitigar en modo alguno, sino darle rienda suelta sin contención. Si los niños babilonios fueran estrellados contra las rocas él, por así decirlo, sería feliz. Es un arranque de cólera que a nosotros imbuidos por el contenido evangélico nos choca fuertemente.
La división del salmo es bastante sencilla y podríamos optar entre dos posibilidades. La primera divide el salmo en tres: vv. 1- 3; vv. 4-6; y vv. 7-9. La segunda lo hace en dos: vv. 1-6 y vv. 7-9. Ambas son válidas. pero aquí tomaremos la segunda ya que refleja con exactitud este doble contenido que apuntábamos al principio. De esta forma, los primeros seis versículos recogen sobre todo la lamentación, el dolor y la nostalgia de un grupo de israelitas que desde la deportación en Babilonia anhelan volver a la tierra que ellos consideran sagrada, solo en ella es que podrán cantar a Yavé, mostrar su alegría. Pero este salmista ya no estaría en el exilio, sino que hace poco habría regresado a Jerusalén y desde allí recuerda sus días en aquella nación pagana. Por ello, haremos bien en diferenciar la situación que recoge el poema y cuándo fue compuesto. Así, este piadoso judío ha regresado recientemente a su tierra gracias al rey Ciro, y aunque en la Septuaginta o versión griega se le daba la autoría a David, y los autores antiguos apuntaban a Jeremías, realmente se trata de un salmo de autoría anónima que podríamos fechar sobre el 538 a. C. Tal vez fuera un levita por lo que el texto dice en relación a los cantos, las cítaras, su diestra y su lengua… (Sigue leyendo en el blog del autor)