La cuaresma en nuestra liturgia mozárabe

La cuaresma en nuestra liturgia mozárabe

  17 Feb 2024

La Cuaresma mozárabe comienza siete semanas antes de la Pascua de Resurrección y cuenta con seis domingos ordenados de la siguiente manera:

Primer domingo: “In carnes tollendas”. En este día, durante el oficio vespertino, se realizaba la solemne despedida del “aleluya”, que no volverá a la liturgia hasta la Pascua. Evangelio: “Jesús en el desierto” (Mt 4:1-11).

Segundo domingo: “De la Samaritana”. Evangelio: “La samaritana” (Jn 4:5-42).

Tercer domingo: “Del ciego de nacimiento”. Evangelio: “La curación del ciego de nacimiento” (Jn 9:1-38).

Cuarto domingo: “De mediante”: A partir de este domingo empieza el tiempo llamado: “De Traditione Domini” o “De la Entrega del Señor” que termina el miércoles santo. Evangelio: “Jesús enseña en el Templo” (Jn 7:14-30).

Quinto domingo: “De la resurrección de Lázaro”. Evangelio: “Resurrección de Lázaro” (Jn 11:1-52). Sexto domingo: “De Ramos”. Evangelio: “Entrada en Jerusalén” (Jn 11:55-12:13). El ayuno empezaba el Lunes del Ayuno, es decir el lunes de la primera semana de Cuaresma y no el Miércoles de Ceniza que, por otra parte, no existía en la antigua litúrgica española. Sin embargo, en Cisneros (Missale Mixtum) y Breviario se incluyó el Miércoles de Ceniza.

Nuestro primer obispo don J. B. Cabrera por influencia de la primera edición de la liturgia mozárabe cisneriana incluyó una oración propia para el miércoles de inicio de la cuaresma, que aparece nombrada entre paréntesis: Miércoles de Ceniza.

El sentido de la cuaresma: La admonición (oratio admonitionis) del I Domingo de Cuaresma nos instruye sobre el sentido de la cuaresma. Moisés, Elías y el Señor nos indican lo que debemos hacer, no sólo con sus palabras, sino con sus obras: El primero es Moisés, el legislador, el cual, en el espacio de cuarenta días ascendió a la cumbre del Sinaí. Durante esos días sólo se alimentó de la palabra divina que salía de la boca de Dios. En segundo Elías, el profeta, que con la fuerza de una sola comida en cuarenta días llegó a lo alto de la montaña. Allí mereció escuchar el mensaje divino relativo a la salvación de los israelitas. El tercero es el mismo Señor nuestro Jesucristo: durante cuarenta días enteros venció todas las tentaciones del diablo.

Instruidos, pues, con su ejemplo, esforcémonos por echar de nosotros durante estos cuarenta días toda levadura de corrupción, de modo que podamos transformarnos después en panes de sinceridad y de verdad.

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